Agujero negro
Un agujero negro u hoyo
negro es una
región finita del espacio en cuyo interior
existe una concentración de masa lo suficientemente elevada como para generar
un campo gravitatorio tal que
ninguna partícula material, ni siquiera la luz,
puede escapar de ella. Sin embargo, los agujeros negros pueden ser capaces de
emitir radiación, lo cual fue conjeturado por Stephen Hawking en los años 70. La radiación emitida por agujeros negros como Cygnus X-1 no procede del propio agujero negro sino de su
disco de acreción .
La gravedad de un agujero negro, o «curvatura del espacio-tiempo», provoca una singularidad
envuelta por una superficie cerrada, llamada horizonte de sucesos. Esto
es previsto por las ecuaciones del campo de
Einstein. El horizonte de sucesos separa la región del agujero negro
del resto del universo y es la superficie límite del espacio a partir de la
cual ninguna partícula puede salir, incluyendo los fotones. Dicha curvatura es estudiada por la relatividad general,
la que predijo la existencia de los agujeros negros y fue su primer indicio. En
los años 70, Hawking, Ellis y Penrose demostraron varios teoremas importantes
sobre la ocurrencia y geometría de los agujeros negros. Previamente, en 1963, Roy Kerr había demostrado que en un espacio-tiempo de cuatro
dimensiones todos los agujeros negros debían tener una geometría cuasi-esférica
determinada por tres parámetros: su masa M,
su carga eléctrica total e y su
momento angular L.
Se conjetura que en el centro de la mayoría de las galaxias, entre ellas la Vía Láctea, hay agujeros negros supermasivos.
El 11 de febrero de 2016, las colaboraciones LIGO,
Virgo
y GEO600 anunciaron la primera detección
de ondas gravitacionales, producidas por la fusión de dos agujeros
negros a unos 410 millones de pársecs, megapársecs o Mpc, es decir, a unos 1337 millones de años luz,
mega-años luz o Mal de la Tierra. Las
observaciones demostraron la existencia de un sistema binario de agujeros
negros de masa estelar y la primera observación de una fusión de un agujero
negro binario. Anteriormente, la existencia de agujeros negros estaba apoyada
en observaciones astronómicas de forma indirecta, a través de la emisión de rayos X por estrellas binarias y galaxias activas.
La gravedad de un agujero negro puede atraer al gas que se encuentra a
su alrededor, que se arremolina y calienta a temperaturas de hasta 12 millones
de grados Celsius, esto es, 2.000 veces mayor temperatura que la superficie del
Sol.
Fuentes de apoyo:
Ø https://es.wikipedia.org/wiki/Agujero_negro
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